Caminaba pensando en mí. La tarde estaba cayendo. Igual que la lluvia. Igual que yo.
Y cuando digo cayendo igual que yo, me refiero a caer en la cuenta. A darme cuenta.
Y pensaba en mí porque en los otros ya había pensado.
Del ánimo, de la fuerza, de las ganas, algo quedaba. Por suerte, siempre algo queda.
Así que tenía toda la tarde, lo que quedaba de ella y de mí, para pensar.
Y eso hacía, ensimismada, mientras caminaba mojándome las penas de este rato.
Pensaba en lo indiferente que le soy a esta ciudad. Una ciudad que te pasa por al lado y ni te mira.
Pero eso no es novedad acá.
Entro a un bar. Pido un café, me conecto y allí están todos otra vez. Los que están lejos pero cerca. La verdad, es que se me alegra el corazón y aunque suene cursi, qué me importa, lo escribo igual.
Sonrío y miro un rato para afuera. Siguen yendo y siguen viniendo. Pero no sé a dónde. Tampoco sé si ellos lo saben.
De lo que no saben nada, es de mí. Porque pasan sin ver. La vida pasa así, la de casi todos.
Pero yo he cambiado y elegido el rumbo. Que es otro hoy.
Mis penas quedan apenas y ya soy yo de nuevo. Esa que eligió y es feliz, por eso.
Pero igual sepan que me puede volver a pasar. Que me dé por caminar bajo la lluvia otra vez. Que me dé por pensar en mí nomás.
Pero sé que no voy a caer ante esta indiferente Buenos Aires que ni me ve, pero sé también,
que no voy a darle vuelta la cara cuando finalmente encuentre mi lugar.
Salgo del bar. Ya no llueve. Llega la noche. Sonrío a nadie. Mañana será otro día. Y sopla un vientito que me hace pensar que será de sol.
Final cursi para una notita cursi. Y qué.
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2 comentarios:
Cursi o no, me gustó :3
Y de vez en cuando está bueno pensar en uno mismo y olvidarse del resto por un bueen rato.
cursi para los que creen que pensarse no es útil, es el comienzo de todo principio.
esta ciudad a veces apabulla por su enormidad.
saludos!
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