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viernes, 26 de marzo de 2010

El banco



¿Cuál será la próxima historia?
Que ocupe ese lugar.
Que se siente ahí a ser escuchado o simplemente,
a ver pasar la vida, al menos por un rato.
A pensar.
A reflexionar.
A decidir.
A disfrutar.
A llorar.
A reir.
¿Cuál será el próximo dolor?
¿Cuál será la próxima soledad?
¿Cuál será la próxima felicidad?
¿Cuál será la próxima compañia?
¿Será? ¿Serán?
¿Tendrá quien lo escuche?
¿Será un desamor?
O será un amor.
Pero llegará.
Alguna historia llegará.
Para eso está él ahí.
El banco.

jueves, 25 de marzo de 2010

Proponen que haya 190 días de clase en 2011 ¡Que bueno! Más días para hacer paros...


Esta información, que como bien dice la fuente, fue ampliamente tratada en los medios, lamentablemente, cada vez que se me ha cruzado, no he podido evitar pensar en que días más días menos, no es la base de la cuestión a esta altura del partido si no hay una reforma de fondo, un cambio de pensamiento,de todos pero "sobre todo" de quienes han elegido enseñar en las aulas. De nada sirven diez días más si hoy hay provincias que todavía no han comenzado a dictar clases.

La información

Proponen que haya 190 días de clase en 2011

El Consejo Federal de Educación, que reúne a los ministros de las 24 jurisdicciones, y el ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, se comprometieron esta semana a incrementar la cantidad de días de clases durante 2011. Se trata de una resolución que permitirá extender el calendario escolar a 190 días, en lugar de los 180 que fija como obligatorios la Ley Nacional de Educación. La medida busca sumar más jornadas como “una lógica preventiva” para evitar la falta de días dentro del aula por huelgas de los maestros, las jornadas de capitación docente o los recesos obligados por Gripe A, como ocurrió durante el año pasado.
“Las jurisdicciones confeccionarán los calendarios escolares de manera que superen la cantidad mínima de días efectivos de clase establecidos por la Ley 25.864, con el objeto de alcanzar los 190 días de clase en los niveles correspondientes a la educación obligatoria”, dice un comunicado que difundió el mismo ministerio.
Los ministros también aprobaron “por unanimidad” una resolución que permitirá realizar descuentos en los sueldos de los maestros que se sumen a los paros: “El Ministerio de Educación de la Nación y las jurisdicciones adoptarán en sus respectivas responsabilidades las acciones necesarias, a los efectos de descontar las remuneraciones de los días perdidos de clase por medidas de acción directa o cualquier otra forma injustificada de inasistencia establecida en las reglamentaciones vigentes”. En la resolución citaron la Constitución Nacional, que “consagra el derecho de aprender para todos los habitantes del país”.
(Noticia ampliamente tratada por los medios – 24/3/2010)
Fuente: Periodismo Social

martes, 23 de marzo de 2010

Caminaba pensando en mí

Caminaba pensando en mí. La tarde estaba cayendo. Igual que la lluvia. Igual que yo.
Y cuando digo cayendo igual que yo, me refiero a caer en la cuenta. A darme cuenta.
Y pensaba en mí porque en los otros ya había pensado.
Del ánimo, de la fuerza, de las ganas, algo quedaba. Por suerte, siempre algo queda.
Así que tenía toda la tarde, lo que quedaba de ella y de mí, para pensar.
Y eso hacía, ensimismada, mientras caminaba mojándome las penas de este rato.
Pensaba en lo indiferente que le soy a esta ciudad. Una ciudad que te pasa por al lado y ni te mira.
Pero eso no es novedad acá.
Entro a un bar. Pido un café, me conecto y allí están todos otra vez. Los que están lejos pero cerca. La verdad, es que se me alegra el corazón y aunque suene cursi, qué me importa, lo escribo igual.
Sonrío y miro un rato para afuera. Siguen yendo y siguen viniendo. Pero no sé a dónde. Tampoco sé si ellos lo saben.
De lo que no saben nada, es de mí. Porque pasan sin ver. La vida pasa así, la de casi todos.
Pero yo he cambiado y elegido el rumbo. Que es otro hoy.
Mis penas quedan apenas y ya soy yo de nuevo. Esa que eligió y es feliz, por eso.
Pero igual sepan que me puede volver a pasar. Que me dé por caminar bajo la lluvia otra vez. Que me dé por pensar en mí nomás.
Pero sé que no voy a caer ante esta indiferente Buenos Aires que ni me ve, pero sé también,
que no voy a darle vuelta la cara cuando finalmente encuentre mi lugar.
Salgo del bar. Ya no llueve. Llega la noche. Sonrío a nadie. Mañana será otro día. Y sopla un vientito que me hace pensar que será de sol.
Final cursi para una notita cursi. Y qué.

lunes, 15 de marzo de 2010

¿Alguien tiene el celular del Chapulín Colorado????

Acabo de leer esta nota y mi único objetivo es conseguir el celular del Chapulín Colorado.
Quiero preguntarle: ¿Y ahora, quién podrá defendernos?????
D'elía dijo que está convencido de "que arrasarían" en unas potenciales elecciones, si se postulara como vice gobernador de la provincia de Buenos Aires, junto al camionero Moyano, para las próximas elecciones...


Sí, más vale. Más, yo diría, que van a seguir arrasando... Ver más en:
http://www.perfil.com/contenidos/2010/03/15/noticia_0005.html

Perdón (no me pude resistir)

Lo siento, no es mi estilo pero no pude resistir la tentación de comentar el peinado del "Rifle", así creo que le dicen a este periodista deportivo de TN, no puedo recordar su nombre ni lo que dijo.
Es que cuando está en pantalla me quedo distraída mirándole el pelo, tratando de analizar las posibles causas que lleven a esta joven promesa, a peinarse así. Sobre las consecuencias, podemos concluir que están a la vista: distracción del televidente...al menos, de ésta).

Y digo, que después de haber analizado la cuestión, no encuentro razones posibles,

salvo que sea una prenda.


pero la verdad es que después de esto...
el rodete de Gaudio (de quien no tengo foto porque hace mucho que no está en la tele) y el flequillo de Messi,
ya no me parecen tan graves...



jueves, 11 de marzo de 2010

Mute

Hoy dijimos basta.
Y junto al río, nos envolvimos y miramos.
Para adentro.
Dijimos basta.
Al menos por un rato.
No nos interesa nada.
Sólo nosotros dos.
Nos pusimos en mute.
Nos envolvimos.
Para no saber.
Para no escuchar.
Aunque sea por hoy.
Para pensar,
en nosotros.
Para reír, para ser.
Para tenernos cerca.
Y fortalecernos,
Antes de salir a batallar por la vida,
otra vez.

Nuevo hábitat

Denuncian que Yacyretá se está rompiendo y que "habrá tres metros de agua en el Obelisco"
http://www.perfil.com/contenidos/2010/03/10/noticia_0015.html

¿No estarán exagerando un poco?

¡Hummmm! No sé...
Siempre quise verlo de cerca...

miércoles, 10 de marzo de 2010

La servilleta de Martínez

"Comé, bebé, amá,
despacio, muy despacio...
Hacé que tu vida
dure más".


¡Hacele caso a Martínez!

Vigilante

No es membrillo.
Ni es queso.
No es el postre.
Es un señor que trabaja.
De vigilante.
Sólo eso.
Y no es poco.

Visto y observado en los Bosques de Palermo.

De soplar hojitas...


Nunca entendí -y confieso vergonzosa que tampoco he averiguado- por qué desde la dirección de Parques y Paseos de distintas ciudades, le dedican tantas horas al soplado de las hojas que el otoño y su previa, dejan caer en los parques y plazas. Mucho se ha escrito ya, sobre el manto amarillo, de como crujen, de lo romántico que es y todas esas cosas como para que agregue algo más y digo, ¿no es sólo parte de los ciclos de la naturaleza? y los parques no necesariamente, deben parecerse al living de una casa (no el mío, por cierto...). Un pensamiento, nada más...

De "bardo" y lugares...



¿Dónde lleva Caperucita la canasta? ¡Acá..! Igual que Taras Shevchenko, máximo poeta de Ucrania, que en lugar de llevar canasta, lleva la casita del hornero. (Y encima hacía bardo, si no me creen, miren en la foto de arriba...).
De aviones (y coraje...)

El sonido de las turbinas es parte del paisaje auditivo. Los aviones levantan vuelo, con destinos diferentes, como éste, de Aerolíneas Argentinas...Será Recalde y sus amigos? Llevará la guía de carga exacta? Hummm...

De gansos...


Cola less, sin inhibiciones, con mucho desparpajo.

De más gansos...

El que come y no convida, tiene un sapo en la barriga...(y lo perseguirán por todo el lago, no lo dejarán en paz hasta que no largue prenda, se los aseguro).

De socios...

Si no puedes con él, únete a él, parece haber pensado esta garza que pasa sus día en los lagos de Palermo. Así es que decidió hacerse socia del señor que está encargado de la limpieza de la superficie del espejo de agua. Ni lerda ni perezosa (hummm, aunque algo de perezosa sí hay), esta garza que ven en la foto, se sube a la "espumadera" de la barcaza de la limpieza y desde allí, levanta todo lo que se pueda "engullir", acompañando al trabajador en toda su rutina. No sólo eso. Cuando la ronda termina, se hace llevar hasta la orilla. No sea cosa que tenga que pegarse una volada (y con la panza llena, no?). Mientras tanto, el muchacjo de la bici, por estar de espaldas, se perdió este espectáculo, un verdadero himno al menor esfuerzo...

De dar la espalda...

Todos los bancos, alrededor del Lago, miran hacia el tráfico nuestro de cada día. No sería lógico pensar que la idea es recrearse y despejarse con la naturaleza y no seguir martillándose la cabeza mirando los autos que van y vienen a gran velocidad?



jueves, 4 de marzo de 2010

miércoles, 3 de marzo de 2010

Lo siento abeja, por tu muerte inútil



En otro momento no lo hubiera hecho. Es verdad, lo juro. Pero es que recién me sentaba después de caminar un montón de cuadras que parecían, sobre todo las últimas, interminables. Igual me gusta caminar pero como de costumbre, le pifié el calzado y además del calor que me entró a acosar bastante, ya estaba sintiendo el rigor de unas incipientes y grosas ampollas y el flequillo, que cuando hay humedad se me cae sobre la cara y se me quiere meter en el ojo, me molestaba bastante. Me enchufaría una gorra ahí nomás o dos clips y listo. Pero no, un look así no da.
Encima, no soy de sentarme en cualquier lado. Me gusta poder elegir, aunque el calor apriete e implique estirar el suplicio un poco más. Y caminé y caminé hasta dar con el lugar ideal. Pérsicco, un bar ahí, en Juramento y Ciudad de la Paz. Justo como me gusta. Afuera, a la sombra, a merced de la brisa natural y no del aire acondicionado, que me enferma. Cerca de una plaza y desde donde podía mirar pasar gente, que me gusta tanto como caminar. No sé, me encanta ver los estilos, los tipos, no tipos de tipos sino tipos de gente. Y algún tipo bueno, siempre pasa, igual que las tipas, que son las que más pasan o mejor dicho, son de llamar más la atención cuando pasan y en realidad, a veces llego a pensar que para eso pasan, para llamar la atención. De los unos y los otros. Y de las otras sobre todo, porque en realidad es así creo. Al final de eso se trata, de llamar la atención. No tienen paz, como decía Carlín.
Y con el diario. No hay nada que disfrute tanto como sentarme a leer un diario que todavía no ha sido abierto, con las noticias ahí, listas para ser desmenuzadas, tragadas, engullidas. Siempre voy variando. Esta vez, había elegido Crítica. Y empiezo a leerlo por la contratapa porque me gusta que Margarita García Robayo y Washington Cucurto me sorprendan con sus historias. Pido una Coca Zero con rodajas de limón, no hay Zero y me traen Light y un tostado de pan árabe con nombre más fino pero que ahora no me acuerdo. Hago unas llamadas, me pongo los lentes de leer y con gran entusiasmo le entro al manjar y al artículo con igual devoción, cuando ella empieza a merodear. La aguanté un rato. Traté de ignorarla. Traté de verla como la miel, dulce. Traté de verla como a una trabajadora ecológica que sólo venía por un poco azúcar aunque sea light pero conforme la abeja iba ganando confianza, yo me iba impacientando. Primero me rozó el dedo y eso sí fue una osadía. Después, se paró en mi vaso, chocha, libando desde el borde la Coca que le encantó porque cuando perdí la paciencia y entré a los manotazos limpios, ella volvía y volvía, una y otra vez.
Y yo digo, no caminé mil cuadras y encontré el lugar ideal para que una diminuta abeja de morondanga me interrumpiera este momento del que estaba decidida a disfrutar, simple y placentero. Sentarme un rato, gastarlo como yo quisiera y dejarme llevar por lo que a mí se me antojara.
Así que amigos, Crítica se convirtió en un arma mortal luego de un tremendo diariazo que dio justo en el blanco y el vuelo corto, insistente y errático (y muy molesto) de la abeja odiosa culminó en aterrizaje forzado para terminar de jeta en el piso, y para siempre, inmóvil. Me quedé mirándola de la misma manera: inmóvil pero por un rato y apesadumbrada un poco. Preferí no mirar alrededor. Preferí no saber si mi acto horrible había tenido testigos. Pensaba que era una lástima, esta muerte inútil que pudo haberse evitado pero las circunstancias, el contexto, nos llevaron a ella (sobre todo a ella) y a mí, a este final doloroso. Yo no quería porque la abeja tiene eso, de estar en los cuentos, de explicarte cómo hacen la miel y esas cosas, el polen, que llevan, que traen pero qué sé yo. Juro que lo intenté pero no lo entendió. No quiso respetar mi espacio, mi lugar, ganado legítimamente, qué tanto.
Tampoco podía permitir que ese bichito amenazara sin tregua mí momento de tregua ante tanta adrenalina urbana y cotidiana. Parte de la mañana dedicada a escanear una escritura para mandar por mail, una cola en el cajero para sacar, otra para poner y del resto de las cosas ni les cuento no querrán saber y después de todo, yo lo único que hice fue matar una abeja mientras que otros, hacen cosas peores, vaya que sí y para comprobar eso no hace falta más que echarle un vistazo a las páginas del diario. Nos hablan de un país real y otro virtual, pero justamente, al revés...
Muerte inútil digo, como si fuera alguna, útil. Para colmo, luego de un rato llegaron otras pero esta vez decidí, en nombre de la paz y de la buena conciencia, matarlas pero esta vez, con la indiferencia. Pero ya no era lo mismo, tanto merodeo me desconcentraba porque me la venía venir: Otra abeja, con sed de venganza, inmolándose a aguijonazo limpio, plena clavada en mi yugular.
Así que guardé todo y empecé a buscar a la mesera que brillaba por su ausencia. Después de un rato, levanté campamento dejando la cuenta paga más la propina, abajo del vaso de la Coca. Me fui con una extraña sensación. Con cierta incertidumbre. Mirá si algún vivo pasaba atrás mío y levantaba los billetes y cuando la amorosa de la moza viniera por su dinero, éste ya no estaba. ¿Qué pensaría de mí? –Ah, mirá ésta, con esa cara, no sólo se histeriquea con las inocentes abejitas sino que me deja un paga Dios...
Vuelvo sobre mis pasos pero por la vereda de enfrente así voy variando las vidrieras (y las ideas). La gente camina. Corre. Se apura. Habla, gesticula. Sonríe (poco) más bien gruñe (bastante). Sigue haciendo calor y no tengo apuro. Es porque voy pensando - y por ahora, tengo tiempo-, en mil cosas a la vez y también en la abejita. Voy a escribirle algo, decidí camino a casa y ese será y éste es, mi descargo. Amén.