Vistas de página en total

lunes, 21 de junio de 2010

Nota pastor danés, Martín Olesen



http://www.eleco.com.ar/index.php?action=detalle&modul=noticias&id_noticia=33135&id_categoria=55

“Todos somos iguales antes Dios”

Con 40 años, cuatro hijos y más de una década como pastor, Martín Olesen puede hablar con similar claridad acerca de los misterios de la fe, como de las cuestiones “terrenales”. Si bien acepta que hay diferencias entre la Iglesia Católica y la Luterana, considera que son más las cosas que las unen. El celibato, la ordenación de la mujer, las “jerarquías” ante Dios, son algunos de los temas abordados en profundidad. Por Ana Jensen

Martín Olesen es pastor de la Iglesia Luterana Danesa de Tandil. Tiene 40 años, está casado en segundas nupcias y es padre de cuatro hijos.
Por eso para los tandilenses, no es raro verlo en la puerta del templo de calle Maipú despidiendo a sus hijos cuando salen rumbo a la escuela o a sus cosas o caminando por las calles del centro, empujando un cochecito de bebé en el que lleva a su hijo más pequeño, fruto de su segundo matrimonio.
Abierto a discutir ideas, es frontal y dueño de una gran sencillez y sentido común, características que lo han convertido en un representante de la Iglesia Luterana respetado no sólo por sus feligreses si no por todos los tandilenses.


La congregación más antigua

La Congregación Protestante del Tandil, según figura en los estatutos, realizó la primera asamblea en 1866 circunstancia que la convierte en la más antigua de las cuatro que existen en el país.
En Tres Arroyos, Necochea y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se encuentran las otras tres sedes.
Martín Olesen es hijo de daño-argentinos y estudió teología en el Instituto Superior Evangélico de Estudios Teológicos, Isedep, Buenos Aires.
Fue ordenado pastor en 1999 por el obispo danés Erik Norman Svensen, en ese momento, obispo de Copenhague, aunque dos años antes de su ordenación, ya estaba a cargo de las actividades pastorales y al frente de los feligreses tandilenses, herederos de la impronta del dinamarqués Juan Fugl, uno de los pioneros y figuras más preponderantes de la historia de esta pujante.
Y no es esquivo, Olesen, a contestar preguntas aunque algunas de estas le puedan resultar un tanto incómodas o comprometedoras. Opinar sobre la crisis en la Iglesia Católica siendo luterano, meterse con el celibato, el abuso sexual y hablar de las diferencias y otras cosas. Igual, nos dice que sí.
Cuando llega el día nos espera en su casa y es rigurosamente puntual. Nos invita a pasar. El lugar es austero. Nos sentamos en el living. El hogar de la familia Olesen, linda con el templo, que es de una arquitectura bella y sencilla pero a su vez imponente, por su historia que lleva largos años. Ni té ni café. Nos ofrece mate y así se inicia una charla extensa, distendida y profunda.

Elegir el camino

Fue su experiencia de vida dentro de la iglesia lo que lo llevó a elegir el camino pastoral: “Mis actividades desde muy chico, mi participación en la iglesia me llevaron a esta decisión. La importancia que en ese momento tenía la fe para mí, lo más importante de la vida y sobre todo, pensar que podía llegar a estar capacitado o tener el don o la vocación para transmitir esa fe que yo tenía a otras personas”.

Defectos y virtudes
-Se divorció de su primera mujer, con quien tuvo tres hijos. Hoy, casado nuevamente, bendice la llegada de su pequeño y cuarto hijo. ¿Cómo ve esto la Iglesia?


-Ambos casamientos fueron por civil y por la iglesia. Nosotros entendemos que el divorcio o separación es algo negativo de por sí. No es algo que estaba en los planes de esa pareja porque en el momento en que decidió formar la familia, decidieron casarse, vivir juntos y amarse siempre y eso, en algún momento, no funcionó. Por eso podemos decir que la Iglesia no ve con buenos ojos el divorcio, nadie lo ve con buenos ojos ya que es el fracaso de un proyecto de vida y no se está cumpliendo la promesa ante ellos y Dios, de amarse hasta que la muerte los separe. Pero también entendemos que todos los seres humanos tenemos muchas virtudes pero también muchos defectos y algunos de ellos, es no cumplir con nuestras promesas.
-Pero al final, cuenta con la bendición de Dios.

-Uno puede entender que ese fracaso de vida se debe a una multiplicidad de causas pero como es algo natural en el ser humano, equivocarse; cuando esa persona vuelve a rehacer su vida, a estar bien con alguien y desea comenzar una nueva etapa, Dios no solamente perdona esa falta cometida si no que está claro que él acompaña ese nuevo proyecto de vida o matrimonio. Entonces Dios bendice a esa nueva pareja, a pesar de su pasado.


El celibato y otras cuestiones

-Usted ha hecho hincapié en dos cuestiones fundamentales: en la naturaleza humana y en las promesas que no se cumplen. Teniendo en cuenta que el tema que nos reúne en esta charla es la crisis por la que por estos tiempos atraviesa la Iglesia Católica, por denuncias de abusos sexuales y pedofilia que salpican hasta el mismo Papa, ¿puede relacionar éstas, de alguna manera, con no cumplir promesas y con ciertos aspectos de la naturaleza humana, en fin, con el celibato?


- Aquí entramos en un terreno un tanto delicado. Para empezar, no tengo la vivencia del celibato. Comparto con amigos sacerdotes, muchas experiencias y con algunos de ellos he hablado sobre este tema, simplemente para intentar entenderlos. Entender cómo viven ellos el celibato y de acuerdo a esas conversaciones, ellos lo viven perfectamente, sin considerarlo una restricción en su vida si no como una opción. Acepto esa postura, que no sólo se da en la práctica sino también en el pensamiento aunque no es algo que elijo para mi vida. Con todos los que lo he hablado, lo llevan muy bien.
-Claro, pero en general, es lo que todos los sacerdotes manifiestan sin embargo, muros hacia adentro, la realidad en algunos casos parece ser otra y hay muchas denuncias que últimamente han echado luz sobre algunas cuestiones. ¿Será que algunos no pueden sostener sus promesas a la hora de la ordenación y pasado el tiempo, desencadena en este tipo de acciones? ¿Ve la opción del celibato como algo natural?

-Veo natural que cada uno pueda hacer sus elecciones de vida. Veo natural que alguien opte por no tener una pareja, que alguien opte por tener una pareja heterosexual o que alguien opte por tener una pareja del mismo género. Son opciones de vida que en algunos aspectos uno puede compartir más o compartir menos pero son las opciones que hay y que las acepto cuando están hechas entre personas adultas. La elección de un hombre y una mujer, de estar juntos, de dos hombres o dos mujeres, es una elección realizada entre dos adultos lo que no acepto, obviamente, es la opción de someter a otra persona a una relación carnal, que no esté en la misma condición que nosotros, especialmente si se trata de niños pero también cuando el abuso somete a otro adulto que no está de acuerdo.
-Que además es un delito…

-Claro. Creo que estos delitos aberrantes de violaciones tanto en adultos y mucho más cuando se trata de pequeños, porque hablamos de un abuso de poder, de un daño psicológico enorme de por vida, además del físico pero creo que no tiene estricta relación con la cuestión religiosa del celibato. Puede haber un cura pervertido pero también hay otros que no son curas y tienen perversiones con menores. Me parece que el celibato no lleva a ese tipo de perversiones. Puede suceder en algunos casos, que algunas personas teniendo ese tipo de perversiones, desean ocultarlo con un celibato o puede ser como sucede muchas veces, que personas que tienen este tipo de problemas lo ocultan teniendo una vida matrimonial, con una vida social totalmente aceptada o un sacerdote, sabiendo que sufre ese problema, tratar de reprimirlo a través del celibato pero no es exclusivo de los sacerdotes.
Acá creo que la Iglesia Luterana tiene una diferencia importante con la Iglesia Católica. En nuestra iglesia hay dos niveles con respecto a lo divino: tenemos a Dios como ser divino, el supremo creador de todo, totalmente diferente a nosotros, eterno, que es todo bien, pura bondad, puro amor y misericordia y en el otro nivel, estamos nosotros, con nuestras cosas buenas, tan buenas como las de Dios pero también con nuestras cosas malas, que dentro del cristianismo, llamamos pecado.
La gran diferencia es que para la Iglesia Luterana, todos los seres humanos están al mismo nivel ante Dios. No hay ningún ser humano, para la Iglesia Luterana, que esté más cerca de Dios que otros y eso incluye a las autoridades eclesiásticas porque nosotros también las tenemos. No tenemos Papa pero tenemos obispos y presidentes en algunas instituciones luteranas.
Esa diferencia de niveles es abismal. Dios por un lado y nosotros los humanos, por el otro pero la propia iglesia luterana no hace diferencia entre los seres humanos. Que habrá mejores y peores, más cristianos y menos cristianos, con más fe o menos fe seguro pero nosotros no podemos decir quién está más cerca de Dios o no.
Por lo tanto, al estar todos los seres humanos al mismo nivel, es muy fácil expulsar de la Iglesia Luterana a un pastor abusador, porque es como cualquier otro ser humano y si bien sería algo que provocaría mucho dolor para la institución, no se mancha en ese sentido.
-Claro, porque la misma institución no lo quiere como predicador, no lo quiere en sus filas…

-Por supuesto, porque además, la propia iglesia no se pone en otro nivel que el común de la gente. Nosotros los pastores no nos creemos mejores cristianos que los feligreses que están el domingo en la iglesia. Simplemente tenemos el ministerio para predicar la palabra de Dios, podemos ser más aptos o menos aptos pero no nos ponemos en un nivel superior al de nuestros feligreses.

Sin jerarquías

-En cambio, la iglesia católica presenta distintos niveles.


-Sí, presenta diferentes niveles en cuanto al acercamiento de la fe y para el común de los católicos, una personas que no va a misa, nunca, no es tan buen cristiano como el Papa en cambio para la Iglesia Luterana, el mejor de los pastores o el mismo Martín Lutero, no es mejor en su fe que aquel que nunca asistió a la iglesia pero que a lo mejor, tiene una fe muy fuerte.
-Es decir que no hay jerarquías.

-Exactamente, no hay jerarquías eclesiásticas pero no solamente en lo estructural sino también en cuanto al nivel de cristianos que hace a cuestiones muy profundas. Cuando surge un problema, no importa si es pastor, si es obispo, monaguillo o alguien que no va nunca a la iglesia. A todos, por igual, se los juzga con toda la fuerza de la ley. Creemos en la ley civil y que sea juzgado por la ley civil. Ha habido casos de pastores que han estado involucrados en causas por abuso sexual y en estos casos, se los aparta de su cargo, sin goce de sueldo y el día que del juicio, si es culpable, se lo retira de la iglesia y no puede ejercer como pastor y si en cambio, es inocente, se le abre las puertas de la iglesia otra vez. No tenemos una justicia eclesiástica, diferente a la civil. La justicia civil es la que nos dice a nosotros quién es inocente y quién es culpable.
-Igualdad ante Dios y la justicia terrena…

-De sentirnos iguales sumado a la característica de la Iglesia Luterana como muchas otras evangélicas o protestantes, cuyos pastores tienen la libertad de contraer matrimonio y de tener hijos o no.


La experiencia propia

- ¿Considera una ventaja vivir en un ámbito familiar a la hora de predicar, escuchar al otro o dar consejos que los feligreses van a buscar a la iglesia?


-Casi siempre es una ventaja, por la experiencia similar que podemos tener pero a veces, también se presenta como una desventaja. Cuando me estaba separando, estaba aconsejando a un matrimonio que también se estaba separando y si bien mi experiencia me jugaba a favor, me di cuenta de que ellos estaban muy atentos a qué camino tomaba yo y mi camino era mi camino y el de ellos, era el de ellos. Ahí tal vez un sacerdote podría haber estado un poco más imparcial pero con respecto a la educación de los hijos, a la vida familiar en sí, creo que en ese sentido se nos facilita poder entender el contexto de vida actual y no me tengo que remitir únicamente a mi familia de origen a la cual adoro, mis padres, mis hermanos sino a la mía propia ya que el ejemplo de mis padres en algunos aspectos podría resultar hoy un tanto anticuado si se quiere porque son épocas diferentes.
A uno le toca abordar con sus propios hijos distintos temas: los peligros, por ejemplo. Drogas, embarazos adolescentes, problemas de escolaridad; el conocimiento de todas esas circunstancias tal vez nos hagan más cercanos a la realidad, a la vida real, más que con el ejemplo de la familia de la congregación de todos modos, mi familia, mi propio núcleo, nunca lo utilizo como ejemplo de nada ya que justamente, no somos distintos, ni mejores ni peores, somos iguales a las demás familias. Antiguamente a la familia pastoral se les exigía un poco más.
-Experiencias vívidas, propias…

-Sí, fui padre por primera vez a los 21 años y recientemente, a los 40. Y la verdad es que uno nunca está preparado y de hecho, solo se sabe lo que es un hijo cuando se lo tiene, que uno daría su vida por un hijo pero eso de ninguna manera, va a significar que yo sea mejor pastor que alguien que no tenga hijos o mejor que un sacerdote pero cuento con un elemento a favor para entender determinadas circunstancias y veo, en mi caso, a las personas les gusta ver que todas las mañanas, a las primeras personas que saludo en la puerta es a mis hijos, cuando se van a la escuela. Saben que me pueden encontrar en una reunión de padres, de cooperadora, cosas normales de cualquier padre de familia. Por otro lado, conozco sacerdotes que tienen charlas prematrimoniales muy buenas porque tienen como referencia a sus papás o a sus hermanos.


Más coincidencias que diferencias

No se sorprende Olesen, cuando la siguiente pregunta pretende que hable de las diferencias entre la Iglesia Católica y la Luterana. “Cada vez que debo contestar a esta pregunta, lo hago haciendo la salvedad de que esto sólo es posible contestarlo de dos formas: la forma sucinta, que es la forma incorrecta y suele terminar en tipologías, o la de explayarse como corresponde pero sé que por cuestiones de espacio eso no es posible, por lo que trataré de ser muy claro y en realidad, digo también que considero que son más las coincidencias que las diferencias las que existen entre ambos credos”.
-Bueno, aceptamos esa condición…

-Tenemos como suprema autoridad solamente a las Sagradas Escrituras, no es nuestra autoridad el Papa, no utilizamos como intercesores entre nosotros y Dios, ni a los santos ni a la Virgen María, porque no tenemos certeza de que ellos estén en los Cielos pero esperamos que así sea pero para nosotros, ningún ser humano puede decir quién está en el cielo y quién no. Nuestra relación con Dios es directa.
El slogan de los luteranos es “el justo por la fe vivirá”. Según la carta de San Pablo en los Romanos esto significa que sólo accederá al reino de los cielos aquel que tenga fe en que Jesucristo es su salvador y su redentor y que obviamente, esa fe lo va a llevar una vida cristiana de una forma determinada pero no precisa y no creamos que ninguna de las obras que puede hacer el ser humano lo va a llevar a estar más cerca del Cielo. El gran tesoro de nuestra iglesia son los méritos y obras de Jesucristo. Los méritos y obras de otros seres humanos, son insignificantes comparados con los de Nuestro Señor Jesucristo.
- ¿Otras diferencias?

-Como ya dijimos, podemos contraer matrimonio y tener hijos y además, nuestro ministerio está abierto para las mujeres, en absoluta igualdad de condiciones. Esas son las principales diferencias aunque creo que solemos hacer hincapié en las más visibles y por otro lado, se suele pensar que no creemos en la Virgen María pero no es así, sí creemos en su virginidad en el momento de la concepción de Jesús.


Creer en la Justicia “terrenal”

-Usted ha hecho hincapié en la necesidad de hablar con la verdad, de no ocultar y probablemente, esto que surge hoy en el seno de la Iglesia Católica tiene que ver con haberla ocultado ¿Cómo cree que la Iglesia Católica saldrá de esta crisis, cómo cambiará su imagen ante sus fieles en todo el mundo?


-No creo que la Iglesia Católica no haya hablado con la verdad pero lo que sí creo, es que debe exponer a sus ministros involucrados en las causas de abusos sexuales especialmente, a la Justicia. En realidad, creo esto para cualquier tipo de delito que sea cometido. Retirarlos de sus cargos mientras sean juzgados y que si es declarado culpable, cumpla con su condena civil y si es inocente, contar con el apoyo de la Iglesia y continuar dentro de ella. En todos los casos, deben ser investigados porque además, en caso de ser inocentes, sus nombres quedarían manchados para siempre. Por eso digo que debemos tener absoluta confianza en la Justicia de nuestro país y someternos a ella y no proteger a alguien hasta saber con certeza que es inocente.
-¿Piensa que eso será posible en el ámbito conservador del catolicismo en general?

-Pienso que cuando la Iglesia Católica comience a mostrarse a la sociedad como simples habitantes que tienen un don para el sacerdocio y desarrollar actividades sacerdotales, la gente pueda sentirse más cercana pero si algún sacerdote llega a ser salvado por ser sacerdote, entonces la gente pierde la confianza. ¿Qué pasa? ¿No es igual a nosotros? ¿Por qué él es diferente? Por eso debe someterse a la Justicia civil.
En cuanto al celibato, al ministerio de las mujeres, pienso que los sacerdotes deberían poder casarse, o que el celibato sea una opción, o que las mujeres deberían poder ser sacerdotes pero no es mi iglesia. Doy mi opinión desde afuera y desde ese lugar es muy fácil. La sociedad va cambiando y uno también. Uno va cambiando de ideas, de opiniones en muchos aspectos de la vida y si eligió el celibato y luego va cambiando de opinión, debería poder tener una conversación con Dios y elegir libremente, casarse y tener una familia.


-¿Desea agregar algo a esta nota, hacer alguna aclaración?

- Sí, porque generalmente en este tipo de notas hay una inclinación en destacar las diferencias entre la Iglesia Católica y la Luterana pero siempre digo que si dedicara diez minutos a las diferencias, debería dedicarle a las similitudes y semejanzas, tres o cuatros horas de conversación y esa es la proporción. Compartimos el bautismo, la lectura de las Sagradas Escrituras, nuestra fe en el mismo Señor Jesucristo, no es otra Virgen María, son los mismos cuatro Evangelios, las mismas historias de Jesús, las mismas Pascuas, tenemos muchas cosas en común. Hay muchas diferencias y no las ocultamos pero fundamentalmente, tenemos mucho camino recorrido juntos. De todos modos, creo que algunas cosas van a cambiar con el tiempo, que se van a “aggiornar” pero la Iglesia Católica tiene sus propios tiempos y los que estamos afuera no los podemos acelerar porque para eso hay que estar adentro y serán ellos los que tomen las decisiones para cambiar o para no cambiar. Las elecciones son guiadas por Dios pero ejecutadas por los seres humanos. Dios nos guía pero a veces, los seres humanos solemos errar, y a veces no escuchar la voz de Dios y eso puede pasar en también en la Iglesia Luterana.
En la Iglesia la presencia de Dios se hace plena pero la presencia del ser humano también y el ser humano tiene esto que empezó con Adán y Eva, comiendo del fruto prohibido, y por más que esté la presencia de Dios, también estamos nosotros aportando nuestro granito de pecado. Eso hace que le estemos pidiendo día a día que elimine en nosotros el pecado y éste será eliminado cuando venga Jesucristo por segunda vez. Mientras tanto, debemos seguir batallando con el diablo…

2 comentarios:

Unknown dijo...

querria contactarme con ustedes para saber la posibilidad de tomar contacto con el pastor martin olesen ,dado que si el vivio su infancia en tres arroyos,cuidad donde yo tb. vivi hasta terminar el secuandario ,donde fuimos companieros y me gustaria retomar el contacto,desde ya muchos gracias

Fernando David Fichman

Unknown dijo...

queria agregar que ahora me encuentro viviendo en Israel,por lo que les pediria que me contaxtaran pir correo electronico,el cual es: fdfichman@hotmail.com o fdfichman@gmail.com,muchas gracias