Cuando mis hijas eligen (se me ocurre esto...)

Ser libre, elegir, animarse es un camino en la vida.
Elegir no serlo, no animarse también lo es
pero será igualmente arduo pero infinitamente triste.
Animarse y elegir ser libre.
Ser lo que uno quiere ser, es complejo y difícil.
Sobre todo cuando en este camino se elige
que también importa el otro.
Esa es la verdadera gracia de la libertad.
Ser uno mismo con el otro, con los otros
y acercarse a la plenitud con los demás.
Este camino es cuesta arriba pero los miedos
y las sombras irán rodando hacia abajo.
Y mientras lo desanden, lo descubran y vayan abriéndose el paso,
siempre habrá quienes estén cerca.
Serán los que sepan, a cualquier hora, en cualquier tiempo y en cualquier lugar, ver en largas pelucas celestes,como pedazos de horizontes en el cielo por volar y escuchar como sonidos de acordeones y malabares, los acordes y colores de la libertad, que es nada más y nada menos, que ser uno mismo, con los demás.