Mis pies
andan,
caminan,
corren.
En lo más alto,
en lo más bajo,
en la trinchera,
en la escena,
más allá o más acá.
Suben,
bajan,
esperan,
frenan,
aceleran,
vuelven.
Y van.
Me llevan,
me traen,
me salvan,
me estrellan,
me proponen,
me sostienen.
Me duelen,
me sacan,
me cansan.
Me acompañan,
son míos.
Y me ponen siempre,
siempre de pie.
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1 comentario:
Bravo Ana ,!!!! lo hemos leido juntos Hector y yo , nos reimos de la verdad verdadera porque llorar no sirve de nada !. Te felicito Un beso grande
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